Objetividad

Se dice que las pretensiones de las personas crecen con el tiempo. Que cada vez hay más personas que creen que “lo merecen todo” y tiene cada vez más exigencias y arrogancia hacia los que los rodean.

Se dice que nuestras reacciones ya no son “racionales” y se pierden los “valores”…

También se dice que en realidad nunca hemos conocido otra actitud: el mismo cálculo que llamamos “racional” está determinado por lo que una persona considera su “ganancia” personal- todo mundo considera “ilógico” o son sentido hacer algo sin recibir algo a cambio que lo haga sentir que “ganó” algo, esos significa que todas las personas no pueden evitar tener “presunciones”.

¿Y existe algo más que eso?

¿Hay alguna “prueba” de que existe otro tipo de cálculo aparte del cálculo de ganancia “racional”, presente en todas y cada una de las personas?  

Por supuesto: existes. Y tu forma de vida se sostiene en la existencia de una civilización que no sería posible en base a cálculos “racionales”:

Todo está basado y se sostiene en algo que “negamos” que existe en nuestros pensamientos y acciones individuales: las acumulaciones en los mercados financieros son posibles porque existe un grado de “confianza”- automática e inconsciente- de las masas  en una serie de “reglas” una cierta voluntad “compartida” que sostiene todo- a cambio de “nada”. De no ser así, cada persona simplemente acumularía en “cajas” o “debajo de sus camas” o en “archivos electrónicos” papeles y cantidades que al no poder intercambiarse, no valdrían  absolutamente “nada”.  

Es un principio “oculto” de asociación “por encima de la razón o la “lógica””-y lo que sostiene su existencia-  el cual sostiene  a su vez toda la civilización y la supervivencia de la especie –¿Qué ganancia “racional” en dinero o “respeto” a largo plazo, o “poder” o etc. le entrega a cambio una persona a quienes lo cuidan cuando es un bebé? Nuestra supervivencia en el estado más débil es “irracional”, y la supervivencia de la humanidad como un todo dentro de un sistema que no “controlamos”,  también es “irracional” – una alteración considerable en la superficie del sol podría “borrar” la tierra junto con todas nuestras pretensiones y “sueños” en instantes y en cualquier momento, solo como un ejemplo.

Pero esto es “negado” por nuestra actitud cotidiana y por nuestras sensaciones de “satisfacción personal”- todo lo que presenta esta cualidad abiertamente, como la lluvia o el sol o los ecosistemas, se dan por sentado y solo comienzan a “existir” en nuestros cálculos cuando sentimos que pueden “desaparecer”.

Más aún, esta cualidad por encima de los cálculos habituales está en el centro y sostiene todas las ganancias racionales que las personas perseguimos y la forma en que las perseguimos- exclusivamente para uno mismo y a costa de los demás. Si esa cualidad se “retira” u “oculta”, todas las pretensiones de dinero, estatus, poder y  reconocimiento “caen”, pierden impulso, y comienzan a “agotarse”- como si hubieran “secado” la fuente de la que inconscientemente extraían “todo”.

Esto es análogo a la forma en que hemos explotado los recursos naturales y la amenaza de su agotamiento, también la forma en que “racionalmente”,  al proyectar al futuro, solo podemos “ver” un universo que se “enfriará” y no existiremos…

También es el proceso de las civilizaciones y su “ascenso” y su “caída” o transformación: una civilización siempre está basada y extrae todas sus formas de un principio “involuntario” de asociación y su “avance” se produce mediante todas las pretensiones y persecuciones que cada persona “extrae” de ese principio-dinero, poder, expansión territorial, reconocimiento mundial, descubrimientos…etc.  

Una vez que una civilización alcanza un “límite” en sus persecuciones, suele caer en crisis y expulsar o intentar eliminar a los “representantes” de la cualidad de la que extrajo “todo”. Al ya no poder “usarla”-y ellos mismos al perseguir lo “mismo” que los demás- comienzan a considerarlos el culpable de toda su insatisfacción y estancamiento.     

Hoy, todo el desarrollo de las civilizaciones y grupos humanos se ha “añadido” hasta una especie de “civilización global”, que es resultado de todas las formas que la han precedido y contiene todas esas formas.   La mayoría de la población tiene acceso a formas y aspiraciones y una actitud de “merecimiento” que en algún momento solo tenían las “princesas medievales”.

En un futuro no muy lejano, tendremos una “princesa egipcia” con sus correspondientes presunciones y auto-imagen en cada persona sobre el globo… y necesitaremos lidiar con ello de alguna manera, dado que el “crecimiento” de las aspiraciones y la actitud de “presunción” no se detienen… solo toman “pausas” después de una experiencia que obliga a “desacelerar”- igual que en las civilizaciones que pierden guerras o territorios y caen en cuenta que no son lo que creían ser…

Pero el punto de este desarrollo no parece ser señalar a otros e intentar “limitar” sus presunciones “por la fuerza”. Después de todo, la experiencia le puede dar “ventaja” a alguien sobre otra persona- o un “pueblo” sobre otro-para poder “evaluarlos” más objetivamente ¿Pero quién le asegura que ese punto de evaluación no es simplemente una “pretensión” de mayor grado que en algún momento “caerá” haciéndole ver que él tampoco es lo que “cree ser”?

Y esto último parece ser de la mayor importancia. Nuestro desarrollo como civilización y personal parece llevarnos a la necesidad de poder evaluarnos “objetivamente”…exclusivamente a “nosotros mismos”. No es algo que desconocemos: todos los juegos de “poder” siempre terminan en la necesidad de “analizarme a mí mismo” y mis motivaciones y descubrir qué es realmente “eso que soy”.

Nuestra experiencia acumulada se refleja en cada vez más estudios que llegan a la conclusión que las personas no sabemos lo que somos y “vemos” exclusivamente lo que queremos ver. 

Y la objetividad solo puede venir de un “cálculo” similar al que sostiene todo. Un cálculo o pensamiento que no parece estar dentro de una persona, en ninguna de sus cualidades y aspiraciones.  Está “por encima” de nuestro raciocinio y naturaleza.

Pero será cada vez más necesario.  

He ahí un “lugar” hacia el cual dirigir nuestra cada vez más grande arrogancia y pretensiones. He ahí algo que “exigir” con toda la obstinación y arrogancia y “descaro” de una “princesa egipcia”.

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