Investigación

La investigación puede definirse como familiarizarse, experimentar, “investigar” las leyes que nos restringen y nos condicionan.

Como un ejemplo, la gravedad es una ley “evidente”: la experimentamos y conocemos sus consecuencias prácticamente desde que nacemos, y aun si al principio nuestra conciencia de esa ley no es “completa”, siempre existe alguna “influencia exterior” a nosotros que nos “restringe” de “saltar por un balcón” cuando somos “bebés”- si no son otras personas es el “instinto”.   

En esencia, las experiencias nos comprueban que existen restricciones para nuestros movimientos, o lo que queremos hacer- en esencia, nuestros anhelos o deseos: si queremos “volar”, no lo podemos hacer simplemente con “desearlo” y “saltar por los aires”. Necesitamos  tomar en cuenta las restricciones en forma de ley de la gravedad -y tal vez la mecánica de fluidos- y “usarlas”; actuar en sincronía con ellas para construir artilugios que “imiten” el vuelo de las aves- o calcular la velocidad de escape y construir cohetes que puedan alcanzarla para salir “al espacio”…etc.

La ley de la gravedad es evidente e inviolable. Pero si la tomamos en cuenta, podemos actuar en sincronía con ella para cumplir nuestros anhelos.

Sin embargo, nuestros anhelos y sus restricciones no se reducen simplemente a los movimientos “físicos”.

Una persona, si lo vemos como un “cuerpo biológico”, aparte  de las leyes básicas de movimiento para preservar su cuerpo, necesita estar familiarizado con otras “leyes” o “restricciones” del mundo en el que está: con las “leyes” asociadas con nacer, sobrevivir, alimentarse, reproducirse y morir-en esencia, lo que consideramos esta “vida” en este “mundo”. La cual contiene un componente “social”. Necesita aprender cómo relacionarse con otras personas. Para ello está el ejemplo que recibe en sus primeros años y después entra en algún sistema de intercambio-o ingresos y egresos- con un círculo más extendido de “semejantes”.

¿Pero cuáles son las leyes o restricciones que hay que seguir en este ámbito en la práctica? Eso es mucho menos claro en este caso.

Al recibir un ingreso una persona está sometida a “las leyes del mercado” ¿Pero cuáles son  esas “leyes”? ni siquiera los expertos pueden  enunciarlas-o expresarlas como una fórmula que se puede manipularen e investigar, como leyes de la física-  y muchos incluso recurren a la explicación supersticiosa de una “mano invisible” , no hablemos de asumir que todo aquel que recibe un ingreso- o cualquier cosa- sabe por experiencia propia y directa exactamente cómo funciona ese “mecanismo”.

Las restricciones a las que nos sometemos son del tipo “legal”, pero no parecen ser “leyes reales” porque en la práctica restringen comportamientos que las personas pueden realizar de todas maneras- a espaldas o, mediante disfrazarlos- y esas “leyes” no se aplican igual a todas las personas- ¿Qué sucedería si la gravedad fuera “selectiva” como los marcos “legales”, unas personas volarían “a voluntad” y otras no?

Vivimos –o al menos así lo creemos- en un “espacio” de interacciones en que podemos expresar algo con  la boca mientras pensamos y planeamos “lo contrario”, incluso actuar “a favor” de alguien pero con intención de dañar o explotar- o viceversa- en esencia, las únicas leyes que vemos para las interacciones- que se cumplen siempre y para todos- es que cada uno busca obtener la mayor satisfacción para sí mismo en diversas formas y con diversas tácticas, mientras busca también de forma oculta- incluso para sí mismo- negar a los demás todas las satisfacciones que esté en sus manos “negarles”.

La “ley” mediante la que parecen funcionar todas las personas y sus interacciones es “recibir” satisfacción que considera “mayor” a lo que entrega-ganancia. Pero la recompensa y el “esfuerzo” son diferentes para cada persona, no se puede medir objetivamente lo que “da” una persona y lo que “recibe”-lo que para unos es recompensa, para otros es “pérdida”- y debido a que las personas solo cumplen con esa “ley” de forma unidireccional –solo calculan y miden la recepción en sí mismos- existen personas que realizan lo que parece ser un esfuerzo “grande” por una recompensa casi inexistente en comparación con las élites-y son mayoría.    

Eso parece determinar las interacciones en realidad, y la “lucha” entre ese tipo de “voluntades” en todas sus formas, va creando todo tipo de interacciones y  determina incluso nuestros marcos legales  y cómo los usamos.

Algunos llaman a esto “ley de la jungla”, pero no hay nada más inexacto que eso: si la jungla funcionara así no existiría, y nosotros, como una especie de chimpancé que se sostiene sobre los sistemas que llamamos “naturales”-como si nosotros no fuéramos naturaleza- tampoco existiríamos. La “ley de la jungla” es de cooperación, donde cada parte toma lo que necesita para generar lo que está destinado a generar y entrega todo el excedente al sistema “general”- el cálculo opuesto totalmente a “Wall Street”.  

Más aun, si lo analizamos de manera global, veremos que tampoco estamos en lo que llamamos “ley de la jungla”- o cada uno hace “lo que quiere” mientras puede llevado por su codicia o lujuria o arrogancia- sino que con el paso del tiempo incluso nuestros movimientos totalmente “centrados cada uno en sí mismo” han terminado generando “redes” de distribución en las cuales nos sostenemos y generan abundancia de satisfactores- aún si la forma en que producimos y distribuimos resulta contaminante y deja a la mayoría en angustia hacia el futuro- un estado “peor” que el de otros animales e “inferior” comparado con la ”jungla” real.

Ante esto, podemos acudir a una analogía: si una “piedra” tuviera conciencia le parecería que el “universo” está hecho para preservar su forma y estar en reposo- no percibiría el estado de una planta y un animal, ni cómo se comunican entre pares, aún si está al servicio de esos otros grados, se “alimenta” de su “desechos” y un animal incluso puede volverla “polvo” si se posa sobre ella con suficiente fuerza o usa una “herramienta”.       Vemos como la historia de todos nuestros “movimientos”- o anhelos- es equivalente a la búsqueda de una sola “ley”- definitiva, suprema, “inviolable”… y de un grado superior al nuestro.

Y que esto último significa las leyes que en realidad determinan nuestras interacciones-y los anhelos mismos dentro de cada uno, que las determinan y son su consecuencia.

En realidad, la experimentación real de “otro grado” mayor de la naturaleza se presenta “completo” con todas sus expresiones. El proceso gradual es el de expandirlo y comunicarlo a todas las otras partes.

Y todo el proceso depende de las interacciones entre todas las personas. Estas marcan el “límite”: la expansión del “conocimiento” en cuanto al grado “inanimado”- física- llegó al límite en que descubrió una energía “enorme” contenida en la materia, y debido a las interacciones entre toda las personas en el mundo, la usamos para construir armas nucleares de fisión o bombas de hidrógeno. La destrucción que pueden causar está destinada a llevarnos al siguiente grado de interacción entre las personas.

Cuando ese grado se presente- esperemos que por voluntad propia y educación- probablemente experimentaremos de forma más cercana “la ley”, dejaremos de malinterpretar sus formas “externas” y de pretender usarlas para nuestras pequeñas persecuciones y podremos actuar en sincronía con ellas y hacer verdaderas innovaciones.

Digamos que nuestra conciencia “volará “y las piedras “llorarán”- es solo una figura del lenguaje.  

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