Inercia evolutiva

Se sabe que hay fuerzas que tienen la propiedad de la “inercia”-y que al resistirnos a ellas solo producimos más “dolor” en un movimiento que de todas maneras se producirá.

Es lo mismo que vemos en nuestra evolución:

Nuestros cuerpos son como los de cualquier “chimpancé” o  cualquier otro organismo animal, sin embargo, las formas de relacionarse con otros niveles de la naturaleza y con sus semejantes es completamente diferente:

Un animal “normal” está en equilibrio con lo que le rodea y con sus semejantes o su  “manada”. Obtiene lo que necesita de lo que lo rodea y sus desechos siguen un  ciclo perfecto en que son alimento de un “nivel” inferior –digamos, sin “contaminar”- y sus relaciones, incluso de “poder” o “jerarquía” o “competencia” son solo acerca de “probar” habilidades necesarias para la cohesión y supervivencia de la manada- podemos ejemplos admirables e “inalcanzables”- para las personas- de organización  y gobierno en manadas de otros primates.

Sin embargo en las personas, todas las características que hacen que toros animales entren en equilibrio con lo que nos rodea, tiene  un  añadido que resulta en lo contrario: las personas hemos “creado”-modificado hasta donde se nos ha permitido-   proceso de producción y consumo cuyos desechos no tienen  un ciclo y se “acumulan” y vuelven  “en contra” de quienes los producen. En las personas todas las funciones que vemos en el reino animal, incluso las de “poder” o
“posición” se corrompen con una visión en al cual cada uno siente desdén y superioridad de sus visión sus habilidades con respecto a los demás, y hace falta muchas “decepciones” y “derrotas” o “vacío” para que comience a “dudar” de una visión que desafía incluso los resultados en la “práctica”- y que incluso puede tratar con desdén e “insultar” a quienes objetivamente tienen más experiencia y mejores habilidades en la “práctica”.

Y entre las personas, se sabe que entre menos experimentado y desarrollado es un individuo, más “seguridad” tiene en su “grado elevado”- y solo las “malas “experiencias” pueden modificar lentamente su visión-casi nadie puede “escuchar”.

 Esto último implica modificar no el pensamiento, sino el “anhelo”, y sabemos que cuando una persona disfruta algo, no le importará ni “verá” lo que sucede alrededor   

Más aun, en las sociedades de personas las circunstancias son diferentes” y pueden ser más “duras” mientras más avanzada sea una persona. Es como si entre las personas, un “gorilla” sin agilidad ni “fuerza” alguna pudiera ponerse al frente “aparentando” que la tiene, y pudiera equivocarse durante mucho tiempo en un aprendizaje “largo” y “doloroso”-para quienes lo rodean- y otro integrante de la manada con  habilidades “reales” se viera sometido a un entorno más “estricto” donde ya no puede “equivocarse” porque sufre de inmediato las consecuencias- entre las personas, alguien puede vivir en un año lo que otro vivirá en 30 o 60 más…- como podemos ver en los comportamientos de individuos y de sectores y sociedades enteras, solo llorando, gritando y mintiendo porque solían tener “éxito” solo haciendo eso.

Pero al final, en general, incluso los  resultados en la práctica para quienes pueden generar en realidad los desarrollos más “avanzados”, son infinitamente “inferiores”  al “diseño” “natural” que modificaron- por supuesto que una persona preferiría un “mundo” que él mismo ha ideado a su “gusto”, pero hasta ahora lo que nos rodea solo nos ha permitido “explotarlo”, “modificarlo”, y tal vez destruirlo o amenazar con destruirlo, pero no nos ha permitido “crear” otro mundo, es decir, lo que nos rodea sigue siendo un grado “superior” a nuestras “ideas”.  

 En otras palabras, en cada persona existe un programa que parece no pertenecer al mundo inanimado, vegetal, animal sobre el que se sostiene como todos los otros animales. Llamémosle “ego” o “mente” o “inclinación contraria” o “psique”…pero que parece pertenecer a un  mundo de “fantasía”: desde que nace, una persona parece asumir que es lo único que existe y todo es suyo y solo el contacto con una realidad en que hay más personas que también asumen que son lo único que existe y todo es  suyo,  su programa innato va adaptándose en distintas formas al mundo “real”.

Pero este “mundo” nunca es del todo “real” para una persona. Hasta donde le es posible sigue acaparando todo como “suyo” y “excluye” a los demás de sus cálculos- como si concediera que “yo no soy lo único que existe”, solo hasta donde se ve “obligado” para obtener lo que quiere. A pesar de vivir en un “mundo” en el que solo estará unas cuantas décadas  y al final será “polvo” igual que cualquiera, y no sabe realmente si estará aquí “mañana”, la “mente” de cada uno hace cálculos como si fuera a vivir “por siempre” y fuera “mejor” que al menos “alguien” de quien lo rodea y tuviera “derecho” a “explotarlo” estar “por encima”- o jugar los juegos de negar y conceder y vencer y perder…etc. ¿Por cuánto tiempo dura la sensación de “autoengaño”; unos setenta años?- aun así cada uno lo “toma” al no ver otra posibilidad de satisfacernos.

Incluso si existen grados y hay mentes que pueden abarcar círculos más amplios mayores y son por lo tanto son más “objetivas”, en un extremo todo “desdén” o condescendencia” hacia los demás resulta un auto-engaño y la cuestión  clave sigue siendo la misma: ¿A que “mundo” pertenecen nuestras pretensiones, y podemos alcanzarlo?

¿Existe un lugar donde puedes sentir en “realidad” que estás presente por siempre o que eres lo “único” que existe y todo es “tuyo”? ¿Y qué forma tiene esa sensación?- porque es obvio que la forma en que pretendemos alcanzarla en este “mundo” resulta una “fantasía” y algo “ridículo”?

También sabemos que el tipo de experiencias masivas que nos hacen “dudar” de la “realidad” y pensar apenas por unos momentos que vivimos en un “sueño
dentro de un “sueño” son las experiencias que nos hacen dudar del futuro y de nuestros cálculos- como las guerras, las pandemias, las hambrunas y todo tipo de “crisis”.

Solo avanzando hacia ello por “voluntad propia”- emulando el proceso de avance por nuestra cuenta- podemos evitar que la sensación y necesidad de ir hacia algo “más” en nuestras “vidas” venga mediante “vacío” y “angustia”. Ir con la “real” inercia.

E incluso si se presentan, al mencionarlo por adelantado, al menos ya existe la posibilidad de saber hacia dónde nos dirigimos-y reaccionar de la manera más adecuada.

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